miércoles, 21 de diciembre de 2011

ATRACO EN VALLECAS A PUNTA DE SILBATO Y BANDERÍN

Este no es un artículo de sucesos de un robo en un banco o tienda del barrio vallecano. Es un atraco a un barrio entero, un atraco a las ilusiones de una hinchada. El Rayo Vallecano ha ganado el partido, pero no ha logrado remontar una eliminatoria que tenía encarrilada de no ser por la penosa acción arbitral. Hoy el equipo ha vuelto a ser el Rayo Vallecano, ese que todos conocemos, el que juega al fútbol y el que aprieta arriba, pero como dijo Sandoval a Movilla un día, parece que este equipo necesita un plus para ganar que no necesitan otros equipos. Si no es la mala suerte, es el mal juego y si no es el mal juego es una actuación arbitral tan bochornosa como la de hoy. 

Todos somos Míchel

Todos hemos sido Míchel cuando ha saltado del banquillo a reprochar al colegiado su lamentable actuación de hoy. Todos hemos tenido ese sentimiento de indignación, enfado e impotencia que ha sentido el capitán rayista. Impotencia al ver como los jugadores racinguistas saltaban con las manos arriba o daban patadas a la altura del estómago sin sanción alguna. Impotencia al ver como uno de los centrales del equipo cántabro ha dado un abrazo a Tamudo dentro del área como esposa que recibe a su marido tras volver de la guerra y el árbitro no lo veía. Enfado al ver como el pase a la siguiente ronda del Rayo Vallecano ha estado claramente condicionado por un señor vasco vestido de amarillo cuyo nombre no quiero recordar porque me hierve la sangre. No tengo comentarios para el penalti que no ha pitado cuando un jugador del Racing ha sacado con la mano un balón bajo palos, hubiese supuesto el 5-3 en el marcador.

Desde mi humilde blog quiero dejar claro que no estoy de acuerdo con el cántico de "corrupción en la federación", pero sí con que hay poco castigo hacia los colegiados tras actuaciones como las de hoy. En la Premier, un arbitraje así se sanciona con partidos de sanción que no cobran, pero "Spain is different", ya lo sabemos todos. Permitir estos ultrajes solo consiguen que los colegiados se vayan con la conciencia tranquila a casa sabiendo que tiene más euros en el bolsillo y nada más. 

Yo, como futuro periodista, quiero denunciar esta clase de actos que no consiguen más que hacerme perder la fe en el fútbol. Como a mí, a miles de personas les pasa lo mismo y es inconcebible. Estoy cansado de escuchar constantemente los robos al Barça y Madrid, que normalmente no son lo que más deben quejarse y aguantar la total ignorancia de los medios de comunicación ante cosas como esta. 

Aunque me duela con todo mi corazón, no queda otra que soportar que el Rayo ha caído en Copa del Rey siendo atracado por tres señores provenientes del colegio arbitral vasco a punta de silbato y banderín.