El Rayo- Betis de anoche cumplió totalmente las expectativas que se tenían puestas en él. Un gran ambiente en el estadio, que pintaba más bonito que nunca sin las vallas que tenían enjaulados a los aficionados rayistas. El ambiente olía a partido grande, de gran repercusión y así quisieron mostrarlo los hinchas vallecanos creando un mosaico en el que participaba todo el estadio. Los cánticos se oían más que nunca y los béticos llenaron a reventar las gradas que se les asignó. El aspecto negativo fue lo que ocurrió fuera del estadio la hora antes del partido, en la que se quemó un coche de policía y se agredió a éstos con botellas. Desde aquí, a mis pocos lectores, me gustaría hacer un llamamiento a la no violencia, no es agradable ir al fútbol a pasar miedo, hacer de un espectáculo deportivo un enfrentamiento de ideologías. Pero bueno, este blog es de deporte y me limitaré a hablar de aspectos deportivos. Dicen que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio.
El Rayo- Betis comenzó muy pausado, ya que ambos equipos se respetaban mucho y sabían el valor que tiene un gol en esta clase de partidos. El Rayo buscaba su juego y dominar la posesión. El Betis se limitó a no cometer errores defensivos y buscar el talento que poseen sus jugadores de arriba, pero pareció que no era el día de la delantera del ovacionado en Vallecas Pepe Mel. El Rayo dominaba y el Betis esperaba y así llegaron dos cabezazos de Aganzo, que remató en caída y mandó ambos a las manos del portero bético Casto. El Betis, por su parte dispuso de dos ocasiones claras: Una que se dio tras un robo de Emaná y que finalizó Jorge Molina, pero que no llegó a ir entre los tres palos. La otra ocasión clara de la primera mitad fue un balón que cogió de nuevo Jorge Molina pero que fue anulada por un fuera de juego inexistente. El Rayo al filo de la primera parte dispuso de dos ocasiones claras, una de Coke, que se internó por la linea de fondo y dio el pase de la muerte pero que entre la defensa y el portero evitaron que ese barullo se convirtiera en gol. La siguiente jugada tuvo polémica, ya que Movilla tocó para Trejo, éste encaró al defensa en el área, se la dió a Movilla, que estaba en la frontal del área pequeña pero cuyo disparo fue desviado por Dorado con la mano ante la impasividad arbitral. Así se llegó al descanso. La primera parte fue un tanteo para ambos equipos y al descanso se intuía el empate.
A la vuelta del descanso se vio otro partido. La actitud de los jugadores tras el pitido inicial se mostraba diferente. Se veía a un Rayo que presionaba más arriba, con Trejo y Aganzo como principales amenazas. Esa presión rayista separó las líneas y ayudó al fútbol de elaboración del Betis, que lograba tocar entre líneas en combinaciones y transiciones muy rápidas que preveían que las ocasiones béticas tenían que llegar tarde o temprano. Así fue como el Betis provocó un córner que botó Beñat para que fuera rematado por Rubén Castro y que tras la parada de Cobeño, Javi Fuego repelió el disparo a bocajarro que enganchó tras rechace de Cobeño. Poco después Jorge Molina finalizó un contraataque comenzado por Emaná, que tras una gran galopada abrió el balón a la banda derecha, donde estaba Castro, quien logró centrar el balón al alcoyano Molina y éste remató fuera pese a estar solo en el primer palo.
Eran los mejores minutos del Betis, pero en este deporte si fallas lo acabas pagando. Este partido no fue una excepción y Piti aprovechó un balón mal despejado por Arzu, que le cayó en la frontal del área y con una gran volea introdujo el balón en la portería defendida por Casto, creando la locura en Vallecas. Acto seguido, Sandoval introdujo a Míchel y Yuma en el campo para reforzar el medio del campo por Movilla y Aganzo. Parecía que el Rayo iba a meterse atrás y esperar la ofensiva bética, pero con los cambios el dominio del Rayo en el centro del campo fue evidente y el Betis apenas se acercó al área de Cobeño pese a los cambios que introdujo Mel buscando el gol. En los minutos finales pudimos ver a Lass, no el del Real Madrid, sino un delantero del juvenil de División de Honor rayista de aún 18 añitos, que disputó once minutos y dejo varios detalles de calidad.
El pitido final desató la alegría en Vallecas, tanto entre los jugadores como entre los aficionados, sabedores de la gran importancia anímica que tiene ganar a un rival directo, que esa victoria les ponía de nuevo líderes y que les situaba a 6 puntos por encima de los puestos de playoff, ya que el Celta pinchó frente al Recreativo 0-3. Este liderato puede afianzarse más aun, ya que la próxima jornada el Betis recibe al Celta en el Villamarín, por lo que Betis, Celta o ambos sufrirán un traspiés a la hora de perseguir al nuevo líder de segunda división.
Destacados del partido:
Arribas y Amaya: Grandísimo partido de ambos, ni un solo error atrás. Gracias a ellos se comprende que el Rayo no encajara goles.
Piti: Apenas apareció en todo el partido, pero es un jugador tan determinante que un minuto de genialidad suya decidió el partido. Frente al Villareal ya lo hizo.
Rubén Castro: Estuvo muy activo arriba, buscaba los desmarques constantemente pero apenas le llegaron balones. Cuando lo tuvo creó bastante peligro.
Emaná: El considerado mejor jugador de segunda comienza a perder tal mención, ya que parece que juega bien cuando quiere. Eso sí, cuando está enchufado es un jugador que maneja a todo el equipo
Lass: El chico de 18 años debutó con el primer equipo sin haber pasado previamente por el Rayo B y dejó varios destellos de su clase. Se mostró a la altura de las circustancias pese a la dificultad del partido y desde aquí le felicito.
Sandoval: Leyó perfectamente el partido y los cambios tras el gol, pese a la sorpresa de los aficionados, sirvieron para lograr el objetivo de tener un mayor control y consistencia en el centro del campo.
Beñat: Llevó el juego a balón parado del Betis y conseguía hacer el silencio en Vallecas cada vez que se disponía a sacar una falta o un córner. Lo cierto es que casi todos sus lanzamientos iban bien lanzados.
Beñat: Llevó el juego a balón parado del Betis y conseguía hacer el silencio en Vallecas cada vez que se disponía a sacar una falta o un córner. Lo cierto es que casi todos sus lanzamientos iban bien lanzados.